8 de octubre del 2000
Dot, quien podría ser una mezcla de pastor australiano y Corti, fue rescatada del refugio animal de West Valley a finales de julio, después de que nuestro perro un American Eskimo muriera trágicamente de moquillo. Tratamos la rutina usual de antibióticos y fluidos para salvarlo –hasta lo llevamos a una veterinaria muy elegante y cara en Sherman Oaks, pero todo lo que nos ofreció fue darle fenobarbital, para calmar sus convulsiones, así que lo vimos morir lentamente. Fue horrible, y pensé que no podría rescatar otro perro de nuevo, me decidí por sólo cuidar perros del refugio para otros grupos de rescate y alerta por correo electrónico.
A la larga llegó Dot. Mientras estaba hojeando una lista del grupo de rescate, noté un listado para una mezcla de pastor australiano. Pensé que era interesante, así que entré a Animalmatch.net (un sitio Web para refugios de animales) para revisarlo. Un vistazo a su foto y estaba enganchada, siempre me sentí atraída a los pastores australianos, especialmente a los de color azulado, con un ojo azul, como los dos perros que recuerdo mas afectuosamente de mi niñez, ambos fueron una mezcla de labrador y una mezcla de pastor australiano con husky, el cual tenia un ojo azul.
Alerté a un amigo que sabía se enamoraría de ella una vez que viera la foto, y estuvo de acuerdo en adoptarla. Nos encontramos en el refugio. Siendo este el mismo refugio donde de donde venía el pequeño Eskie, el que enfermó de moquillo y siendo que solo habían pasado 2 semanas, cuidé de revisar a la pequeña Aussie, por síntomas de la enfermedad. Ella parecía la fotografía de salud y exuberancia.
Cuando la devolvimos a su jaula después de jugar con ella en el refugio, notamos que había un cachorro con todos los síntomas de moquillo, y les pedí a los encargados que cambiaran de lugar a mi Aussie, pero en vez de eso cambiaron de lugar al cachorro enfermo y echaron una solución de cloro en el piso. El resto de la noche no dormí de preocupación, pues no pudimos llevarla a casa, dado que al día siguiente era su esterilización y no dejan sacar a ningún perro del refugio sin ella.
La recogimos al día siguiente en la tarde, ella estaba aturdida, apática y no comía, lo cual es normal después de cirugía, así que no me preocupé demasiado. Al día siguiente pasó lo mismo, después comenzó a estornudar, sus ojos estaban lagrimosos, así que me aterroricé.
Habiendo tratado la rutina “convencional” de antibióticos y fluidos en vano con Eskimo, llamé a otra rescatistas, quien tenía experiencia con moquillo, e intentó algunas alternativas con algún éxito. Me dijo que la única cosa que salvo a sus perros de llegar a un estado neurológico eran cada 24 horas 4 gramos de vitamina C por vía intravenosa por goteo durante 6 días, y el único lugar donde lo podían hacer. Así que llame a All Care en Fountain Valley, los llame y me dijeron que costaría entre 500 y 700 dólares por la primera noche en cuidados intensivos, y de 300 a 500 dólares las noches posteriores!
Llamé a mi amiga de nuevo y le pregunté acerca del Dr. Sears (ya había sido referida con él por alguien mas del grupo de rescate, pero me habían dicho que no sabían mucho a respecto de él, a excepción de lo que habían oído acerca de un tratamiento “experimental” para moquillo, y que fue gratis. Le había llamado cuando pasó lo del pequeño Eskimo, pero el doctor Sears –quien fue tan amable para devolverme la llamada unas horas después- me dijo que era demasiado tarde para el suero, debido a que Eskimo ya estaba en estado neurológico y tenía convulsiones)
Entonces llamé al Dr. Sears, esperando que no fuera demasiado tarde esta vez, y aunque estaban ya cerrando, el Dr. Sears fue tan amable de esperar por Dot, mi amigo y yo para llegar a Con el corazón roto de que todo estaba pasando de nuevo y asustada de que no pudiéramos salvarla tampoco nos dirigimos a Lancaster, nos tomó mas tiempo de lo que pensamos el llegar al consultorio, y el Dr. Sears había tenido que irse, pero lo llamamos cuando llegamos y él volvió de inmediato.
Es un hombre muy amable, una clase de mezcla entre Marcus Welby y Santa Claus. Un veterinario convencional quien se burló de mis ideas de naturopatía y solicitud de tratamiento con vitamina C, diciéndome que realmente trató con vitamina C en los 60´s, sin mejores resultados que los métodos convencionales.
Le echó un vistazo, tomó su temperatura y basado en sus 102º F, exámenes de sangre, ojos llorosos y estornudos, decidió no esperar por los resultados del examen y comenzar con el suero de inmediato. Dijo que necesitaría dejarla el fin de semana, (era sábado por la tarde). Lo bombardeamos con preguntas de dueños angustiados, y al final dejamos a esos pequeños ojos tristes en las manos de un técnico veterinario que prometió cuidar de ella.
Sin dormir, busqué información por todos lados, pero no había quien hubiera sabido del tratamiento a ciencia cierta, una persona del rescate, fue muy hostil respecto al Doctor, llamándolo “curandero” y cuestionando su integridad. Finalmente dimos con el sitio Web de Ed Bond y leí vorazmente sus historias de Tug, Selkie, Shadow y Galen, y nos sentimos mucho mejor después de leerlo. (Gracias Ed).
Después de que el Dr. Sears nos trajo a Dot, nos dio un certificado de salud, Dot si tenía moquillo, su examen tenia 1:360, demasiado para ser una simple vacuna. Estábamos cabizbajos. El Dr. Sears nos dijo que no nos preocupáramos, ya que la habíamos llevado a tiempo y el suero ya estaba funcionando, y la podríamos llevar a casa al día siguiente. Cuando nos dejó verla no podía creerlo, estaba mucho mejor y muy feliz de vernos, sus ojos estaban mas claros, y parecía con mas energía, ella aun no estaba comiendo, y eso nos preocupó. Esa noche publiqué el progreso de Dot, muy emocionada a lo que parecía una recuperación milagrosa. Recibí una respuesta de la persona que dijo que el Doctor era un curandero, cuestionando los análisis de laboratorio, si los había visto, como los tuvo tan rápido, etc. Le aseguré que tendría la copia de los análisis.
La siguiente tarde recogimos a Dot, el Dr. Sears estaba muy animado, y dijo que se había recuperado muy bien, no podíamos creer lo que veíamos, era un perro que debería estar en la agonía del moquillo, pero estaba retozando y lamiendo nuestras caras. Volvimos a casa, no hubo mocos, estornudos ni convulsiones.
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